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Propuestas para pensar en la seguridad alimentaria de los hondureños en la era del covid-19

El tema de la seguridad alimentaria de las poblaciones en general y de los hondureños en particular no debe leerse simplemente como un factor básico para sobrevivencia de la especie, sino también como un deber ético y moral de las naciones que obligue a compromisos serios y acciones inmediatas en pro del derecho más primordial de las personas, que es el derecho a la alimentación.

 

En honduras muchos empresarios y directivos de empresas sabemos de la importancia que amerita este tema, más en un año en el que, el Sars Cov-2 no ha sido erradicado totalmente -aunque sí reducido sus picos de propagación y contagio. De allí que estemos monitoreando responsablemente, con un equipo humano de profesionales, la evolución de nuestro agro nacional en relación a esta lamentable coyuntura pandémica.

¿Cómo contribuir a mejorar la seguridad alimentaria en Honduras?

Producción y distribución 

Los informes de la Organización de las Naciones Unidas para la  Agricultura y la Alimentación, conocida por las siglas FAO, ha alertado de los problemas que ha traído la pandemia a la cadena de suministros de alimentos; y esto a nivel mundial.

Lo que nos ha llevado a pensar con detenimiento sobre un punto importante; que como empresarios debemos comenzar a trabajar mancomunadamente para que nuestra amada Honduras comience a reducir la dependencia que pudiera haber con la importación de alimentos. Y en cambio apoyar al gremio empresarial local en la producción y abastecimiento de la demanda local de alimento de nuestra gente.

Higienización

En este 2021 nuestra agroindustria nacional debe dar especial prioridad a todas las medidas sanitarias, contemplar todas las prácticas de bioseguridad, en cada una de las fases de producción, distribución y consumo de alimentos, para proteger a nuestros ciudadanos como a nuestra industria.

Minoristas

En este punto, pienso que no debemos obviar la situación de los mercados minoristas, que están siendo particularmente afectados con toda esta vicisitud global, porque, en efecto, no poseen la musculatura para resistir tanto tiempo el impacto de las restricciones sanitarias que afecta el día a día de sus negocios. Creo que como empresarios podemos trabajar en conjunto con otros sectores, como el público, para delinear estrategias para amortiguar los efectos negativos en el mercado minorista de alimentos.

Vacunas

Este es un punto igual de importante que los anteriores, y que requiere de un consenso de parte de nuestro gremio empresarial y de nuestro Estado. Me pregunto si sería posible priorizar, junto a los grupos de alto riesgo de contagio por covid-19, a los trabajadores del agro. Pienso en su salud, en lo expuestos que podrían estar a esta epidemia. Pero también, en que esta fuerza trabajadora y heróica está dispuesta -de eso estoy seguro- en contribuir a la seguridad alimentaria de todos los hondureños, una vez inmunizados.

 

Sé perfectamente que el problema es complejo y multisectorial. Pero también que con acciones similares como las propuestas podemos lograr cultivar paulatinamente en extensiones de tierras más amplias en la medida en que vayamos ganándole a la pandemia. 

 

De más está decir que la seguridad alimentaria de nuestra gente nos debe convocar a todos; nos debe unir como hermanos e hijos de una misma nación a trabajar incansablemente en encontrar una solución satisfactoria. Y que por este hecho natural, nos debemos sentir orgullosos de ser copartícipe en la solución de uno de los problemas que más de cerca nos toca, como  lo es el de la  agroindustria hondureña.

 

¡Abrazos a todos!

 

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