En la actualidad hay muchas maneras de emprender negocios. Una de esas formas es a través de la creación de una empresa familiar, la cual esté fundamentada bajo los valores de cada persona que conforma el grupo de la familia. En mi experiencia, he comprendido que una de las claves para que la empresa tenga éxito es la comunicación.
Y no hablo de una comunicación externa, me refiero a la interna. Si no hay una buena relación entre las personas que conforman la empresa familiar, muy difícilmente podrán obtener los resultados esperados y no se augurarán éxitos para ese negocio.
La empresa familiar se fundamenta principalmente en valores
Por supuesto, como sucede en todos los ámbitos, los problemas van a aparecer. La clave está en saber manejarlos y solventarlos para salir de situaciones complicadas lo más rápido posible, ya que hay un valor principal que nunca se debe perder de vista: La familia.
Desde discordancias en la manera como se está llevando el negocio hasta los que están relacionados con la selección del personal que va a trabajar en la empresa familiar, pueden observarse en este ámbito que constantemente puede sufrir cambios acordes con el entorno.
Hay que tomar en consideración también que muchas veces, una vez que ya la empresa está establecida y ha tenido muchos éxitos, queda en manos de la sucesión generacional, quienes no siempre tienen la noción exacta del negocio y terminan cambiando las perspectivas de la empresa, lo cual no siempre resulta positivo.
De acuerdo a la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa (CCIT), más del 50 por ciento de las empresas que inician operaciones cierran antes de cumplir un año en funciones. En Tegucigalpa, existen alrededor de 23 mil micro, pequeñas y medianas empresas, según la CCIT, que en su mayoría presentan pérdidas significativas a causa de la crisis económica.
Por eso es importante que se establezcan muy bien cuáles son los objetivos de la empresa familiar y que los directivos estén alineados con la misión y visión que tiene la compañía. Si hay diferencias y no se conversan, el negocio puede formar parte del porcentaje que termina cerrando sus puertas porque ya no es factible que continúen en el mercado.
El hecho de crear una empresa familiar constituye una acción muy bonita, porque, si se hace de la manera correcta, estaremos hablando de un negocio fundamentado en la familia y las ganas de salir adelante juntos, dejando inclusive una herencia para las generaciones futuras. La clave está en saberla mantener.